En el bosque, la batalla era feroz, Sebastián se encontraba agotado de luchar, a duras penas se sostenía con la daga. Diana, había bajado su concentración, pero el poder de Diego era mucho y los zombis no dejaban de salir.

  • ¡Agh! - Diego manda un grito al sentir como su cuerpo es cortado con una espada en su espalda… Era una sombra…
  • Será que… – Pregunta Sebastián desconcertado.
  • ¿Está vivo Adam? – Lanza el comentario Diana con voz esperanzada.

Cuando se acercó lentamente la sombra, se vio un hombre en un corcel blanco…

  • ¿Se encuentran bien? – Pregunta el hombre del corcel.

El hombre era un caballero. Portaba un escudo de armas con la imagen de algún reino. Tenía cabello negro y corto, una mirada tranquila pero que reflejaba experiencia en batalla, rostro ovalado, estatura media, unas botas negras que llegaban un poco más arriba de sus tobillos, pantalón blanco, una camisa con colores rojo y blanco con malla de metal que cubría su cuerpo, guantes de cuero negro en sus manos, un casco de metal, pero con rostro descubierto y una espada de mango largo y mediano grosor, una bella arma que fácilmente podría ser confundida con una decoración ornamental si no fuera por su filo.

  • No mucho… – Contesta Sebastián dispuesto a recibir la ayuda del recién llegado caballero.
  • La batalla es dura… – Dice Diana con su voz tenue por el cansancio.
  • Mi nombre es Felipe, el escudero del reino de Occidente. Andaba escapando de mi reino, pero me perdí en el bosque, luego vi la fiesta que tenían por aquí, así que, por ahora, decidí unirme a ella.
  • Está bien, pero solo esta vez. - Dice Sebastián

Luego, arranca con gran velocidad el nuevo guerrero que con su corcel evade los zombies y logra atacar directamente a Diego…

  • Rayos… ¡Aléjate de mí maldito! - Diciendo esto, Diego lanza una ráfaga de energía que derriba al guerrero de su corcel.
  • Quién es este sujeto… No preví que viniera… – Dice Felipe un poco aturdido por la caída

Un monje se acerca tras de Diego:

  • Hay asuntos más importantes… Él está solo… Déjalos, luego nos haremos cargo, incluso del nuevo…
  • Pero…
  • Sin excusas, vamos…
  • Se salvaron esta vez escoria… – Dice Diego mientras se aleja en las sombras.

En una nube de humo desaparecen los dos. Se forma un sendero en el bosque que antes no podían ver.

  • Bueno… ahora me marcho – Dice Felipe tras colocarse de pie y acercarse a su fiel corcel.
  • ¿Por qué no vienes con nosotros? Solo podría pasarte algo e igual solo hay un camino…” – Dice Diana a Felipe.
  • Mmmm está bien… Pero solo por ahora que vamos por el mismo camino, necesito respuestas de lo que está pasando a mi alrededor.
  • Como Sebastián y yo… – Contesta Diana.

De pronto, Diana de nuevo sintió la energía que la llamaba. Esta vez era más fuerte… Comenzó a caminar por el sendero siguiendo su corazonada, y los demás, desconcertados solo la siguieron ya que ella no escuchó ninguna de sus advertencias…

(En las cercanías del bosque…)

  • El bosque es hacia allá… bueno creo que tendré que ir… aunque el efecto de la medicina está pasando… – Dice Adam a sí mismo antes de emprender su viaje hacia el bosque de la muerte.

  • Al fin… tu… – Adam iba a dirigir unas palabras a Pablo, pero ya se había marchado.

De pronto, de un golpe tiran a Adam contra las rocas.

  • Tobías, por favor, lo necesitamos vivo. ¿Pero para que es ella? – Dice una voz calmada, mientras señalaba con su cabeza la silueta de una mujer que estaba detrás del hombre que había tirado al ninja contra las rocas.
  • Cierto… Pero quería desquitarme por lo que me hizo. Ahora, ve Andrea con “él”, sé que no se podrá resistir… – Dice Tobías mientras observa al ninja derribado en las rocas que apenas podía tratar de sacudirse el golpe.

Adam se incorporó para ver a la chica que había muerto en sus brazos meses atrás. Esa chica era la mujer a la que se referían Tobías y Andrea en la conversación que habían tenido hace pocos minutos… No podía creerlo…

  • ¡Vives!…. ¿Cómo es posible? – Dice Adam con un tono de sorpresa y alegría.

De un salto, olvidó sus heridas y corrió hacia ella… para sentir un campo de fuerza que impedía que fuera alcanzada. Andrea empezó a concentrarse y en ese momento la chica comenzó a hablar:

  • “Tienes que estar con nosotros. No podemos dejar que ellos logren su cometido, por favor ven… te espera un mejor futuro acá. Olvida a los demás, Sebastián, Diana y ven con nosotros, tarde o temprano tendrás que destruirlos…”
  • ¡No puedo!… por honor y porque ellos no me han hecho nada, no puedo destruirlos… – contesta Adam, decepcionado al escuchar esas palabras salir de su boca.

Andrea se acercó a él y mirándolo a los ojos dice:

  • Tienes que venir con nosotros… es por tu bien.

La mirada de Adam se torna extraña… Ahora era como un zombi sin esperanza. Antes se rumoraba de los poderes de convicción de la bella elfa Andrea, la hechicera, pero su dominio a través de seres queridos era mayor, aunque la primera no funciona con Adam, el hipnotismo de Andrea lo hizo ceder…

Detrás de Tobías, tras él mover sus manos, se abre un portal. En este, se perdieron Adam el ninja, Andrea la hechicera, Tobías el monje corrompido por la humanidad y su visión egoísta; y Diego el nigromante, en un posible camino a la perdición…

Pablo, el guardabosque, fue atrapado en el camino de roca del otro lado, por unas ramas vivientes que suelen aparecer con los extraños…

¿Qué será de su destino?