• Es la hora de confrontarlos… – Dice el monje corrupto.
  • Tienes razón Tobías. Ellos no deben llegar… – Contesta el nigromante.
  • Bien, así que tu Diego, encárgate de él…
  • Claro. Pero esta vez, debemos enfrentarlos como equipo. Sé que no les agrado, ni ustedes a mí, pero hay que intentarlo…

Han pasado varios días desde la última batalla que se libró. Adam se había recuperado por completo, y dirigía la expedición junto con Diana. Los demás iban atrás…

  • ¿Qué has pensado de todo esto Adam? – Pregunta la elfa al joven ninja.
  • ¿Mm? ¿Por qué la pregunta? – Responde Adam.
  • Hace algún tiempo comenzamos esta travesía, y con tu supuesta muerte no sé mucho de ti…
  • No es de tu incumbencia…
  • Pero… Mmmm… Está bien…

Luego de un largo silencio incómodo, Adam dice algo:

  • …Empecé esto por venganza…

Diana observaba en silencio como la expresión de Adam se tornaba seria y al mismo tiempo triste. Adam continúa:

  • La intención principal era terminar con quien acabó con ella… No quería nada más. Pero, los encontré a ustedes, y comprendí que lo único que quería era protegerlos. A ellos y a ti…

Diana se sorprende al escuchar la honestidad del ninja, hablaba de corazón…

Adam acelera el paso evitando la mirada de Diana y continua adelante, mientras Pablo, Ana, Felipe y Sebastián continuaban atrás charlando. Pablo contaba las historias de su bosque, Sebastián, convencido de su poder, presumía como había aumentado sus habilidades en los últimos días, Ana escuchaba y reía de las tonterías de Felipe, el cual hablaba de su reino y de las cosas que hacía con sus compañeros del castillo…

Adam se detiene…

  • Esto no está bien… – Dice Adam tornando su rostro con una mirada seria.

Desenfunda su espada y la apunta al frente. Diana, por su parte, ya había notado algo extraño y estaba alerta desde antes, pero pendiente de los demás atrás, y no quería preocupar a nadie…

Unas voces salen del fondo:

  • Recuerden… divide y vencerás… – Dice Diego en voz baja a Tobías y Andrea.
  • ¡Bienvenidos! Esta será su tumba… - Exclama El monje corrupto a los héroes recién llegados.

Tobías terminó de hablar y de la sombra salieron Diego y Andrea, que lo acompañaban. Junto con “ella”, que no era más que un demonio…

Diego se dirigió con paso seguro hacia Adam:

  • Ahora seremos solo tú y yo… – Dice el nigromante al joven ninja.

Al terminar de decir esto, Diego agitó su mano para crear una cerca de energía a su alrededor…

  • Así que así serán las cosas… Está bien, que comience la fiesta… – Contesta Adam a los retos de Diego.

Por otra parte, Andrea se dirige hacia Diana, donde se dan dos miradas profundas hacia sus ojos… Y comienza una batalla entre magias elementales y poderes demoníacos, donde quien descuide su defensa perdería…

El demonio se dirige hacia Sebastián y Ana, los cuales se disponen a enfrentarlo:

  • No hay más alternativa que usar magia blanca contra él, Sebastián… – Dice Ana preparando su báculo.
  • Si tú lo dices Ana, pero puedo solo – Contesta el Paladín con un tono presuntuoso.
  • Que no se te suba a la cabeza, ¿sí?

Por último, Tobías se acerca a Pablo y Felipe… El guardabosque corre al ataque y golpea con toda su fuerza en él estomago a Tobías:

  • ¡Ja! ¿Eso es todo lo que puedes dar? – Dice Tobías como si hubiera sentido cosquillas.

Pablo queda inmóvil… No se movió con el tremendo golpe ni un centímetro… Felipe corre con su caballo hacia Tobías:

  • No te desanimes Pablo… Esto apenas comienza… – Dice el caballero al gran guardabosque, tratando de devolver su confianza.

Adam y Diego seguían luchando:

  • Parece que en tu costado no estás muy bien… – Dice Diego a Adam burlándose de sus heridas.
  • Mmmm no te preocupes por mi Diego… A pesar de que no demuestras debilidad, estás herido, lo sé… – contesta Adam a las palabras del nigromante.
  • Eres buen hablador Adam… Pero si lucharas igual sería más entretenida la batalla…

Adam se lanza hacia Diego con su espada, este la esquiva y lanza un golpe a su costado herido… Adam cae al piso… Diego lo toma del cuello y lo levanta:

  • ¿Lo ves? Sin ellos estás solo… No tienes nada… Vas a morir… – Dice Diego mientras sostiene al ninja de su cuello y lo levanta varios centímetros del suelo.

En el brazo de Diego se forma una espada de energía… la cual apunta a Adam y es clavada por él al estómago del ninja… Atravesando su cuerpo…

  • ¡¡¡AGH!!!! – Grita Adam de dolor.
  • Ahora muere… – Dice Diego al moribundo ninja.
  • AGH… A un precio alto… pero caíste…

Adam levanta la espada que aún seguía en su mano y la lanza contra el torso de Diego. La espada al contacto brilla intensamente, un aura negra se forja en Diego y los ojos de él dejan de ser amenazantes… Se tornan tristes y… Humanos:

  • Adam… Perdóname… – Dice Diego al ninja.
  • ¿¡Qué!? – Contesta Adam sorprendido y confundido.
  • Yo fui quien la mató…
  • Pero eres humano… Como puede ser que…
  • Puedo explicarlo… Tenía que salvar a uno de los dos… Tú tenías una misión que era dirigirlos a ellos. No podía dejarte morir, tuve que matarla para salvarte de él…
  • ¿Quién es él?
  • El que nos dirige. El que me corrompió y tiene mi alma dominado por este mal espíritu…
  • Todo fue por mi culpa… – Dice Adam
  • Ahora… Tu herida es letal, ya no tienes salvación. Yo estoy perdido… Acaba conmigo por lo menos… – Contesta Diego
  • ¿Tú sabes que tienen que hacer ellos?
  • Mmm sí, ¿por qué?
  • Entonces, mi espada puede dar vida… No sé a qué precio pero es el momento de averiguarlo. Cuida de ellos… Que la muerte de todos no sea en vano… ¡AGHHHHH! – Adam lanza un grito desesperado.

La espada de Adam brilla intensamente. Una luz enceguecedora rompe el círculo creado por Diego, el cual recupera su forma humana y el mal espíritu se desvanece… Un grito desgarrador se oye… y cae Adam al piso…

  • Por qué… por qué lo hiciste Adam. No entiendo pero… que tu esperanza no sea en vano… – Dice Diego al malherido ninja.

En medio del momento… todos giran a ver dónde estaba Diego al lado del cuerpo de Adam…

  • Él está… – Dice Diana.
  • Esta vez… no hay duda… – Dice Pablo.
  • ¿Cómo es posible? – Se pregunta Felipe.
  • No pudo solo… Éramos un equipo… – Exclama Ana.
  • Estúpido… ¿Por qué luchó solo? – Dice el indignado Paladín.