• Dime guardabosques, ¿alguna vez pensaste que morirías en las manos de un hombre como yo? – Dice Diego mientras apunta su espada hacia Pablo.
  • Tú no eres así, ¡porque no despiertas Diego! – Responde Pablo.
  • ¿Sabes? Yo solía pensar como tú, que el mundo podía ser salvado, pero no, la única forma de salvar este mundo es destruirlo primero, ¡y tú no vas a impedirlo!

Sin dejarlo decir una sola palabra más, Diego se abalanza con velocidad sobre Pablo, blandiendo su espada, tratando de cortar a su enemigo en pedazos. Pablo era un hombre muy corpulento, por tanto la velocidad no era una de sus mayores cualidades, esto era algo que se aprovechaba Diego, que poseía una fuerza sobrehumana por la magia que había en sus venas. Al ser traído de un mundo de muertos en varias ocasiones, tenía una alta resistencia al dolor.

Con estas dos cartas a su favor, Diego logra cortar en varias ocasiones los brazos y torso de Pablo.

“Maldición… Si continúo así, terminaré muerto. Perdóname Diego, perdóname Adam, pero si quiero vivir, debo luchar con todas mis fuerzas…”

Tras esta reflexión, Pablo lanza un poderoso grito de guerra y la esmeralda que se encontraba con él, desde el panel donde la había insertado, comienza a brillar fuertemente…

Con una fuerza que recordaría la de su amiga la hormiga gigante, Pablo logra conectar un fuerte golpe en la quijada de Diego. Con el golpe, el guerrero oscuro pierde el equilibrio, dando la oportunidad a Pablo de lanzarse como tigre sobre su presa y conectar varios golpes más en el enemigo. Un fuerte derechazo en el estómago, seguido de un gancho izquierdo sobre el rostro, con un corto paso adelante seguido de un rodillazo y finalmente una patada que derriba a Diego.

La fuerte descarga de energía deja a Pablo agotado, su cuerpo no puede resistir el poder de la esmeralda mucho tiempo.

  • Ja ja ja. ¿Eso es todo guardabosques? Entonces es mi turno ahora…

Dicho esto, Diego se levanta con gran flexibilidad apoyándose en su espalda e impulsando su cuerpo hacia arriba. Pablo no tiene mucha fuerza en el momento pero intenta moverse para esquivar la espada que se dirigía contra él…

Pero su velocidad no supera la de Diego. La espada logra perforar su estómago…

Con una mirada cínica, Diego se acerca a Pablo y lo mira fijamente a los ojos:

  • Lástima guardabosques, que hayas dado todo de ti, y no haya sido suficiente…

Pablo, que sentía como la sangre se mezclaba con la saliva de su boca, comienza a recordar: “Papá, amigos… mis amigos, ellos son la razón de haber llegado hasta aquí. No era el momento de darse por vencido.”

Pensando esto, Pablo toma con sus manos la mano que sostenía la espada que había perforado su abdomen evitando que Diego pudiera retirarla.

  • ¿Qué haces maldito gigante sobrealimentado?
  • Confiar en mis amigos…

Una vez Pablo termina de hablar… un silencio se siente, una leve brisa recorre el bosque, y varios animales del bosque, águilas, zorros, insectos, todos los animales que se encuentran cerca comienzan a aparecer y a montar y atacar el cuerpo de Diego…

  • Nooo!!! ¡Malditos animales!

Los animales destruyeron a Diego, dejando tirado en el suelo un cuerpo deteriorado y sin la capacidad de moverse nuevamente. La magia comenzó a abandonarlo, y las garras de la muerte venían por él sin poder ser detenidas esta vez. En medio de la melancolía, Pablo distingue una mirada de agradecimiento en Diego. Por fin, era libre. Pablo cae desmayado con espada al pecho sobre el suelo, mientras la sangre abandona su cuerpo…


  • La sobreviviente de la tribu de magos blancos del Pacífico, que se siente Ana, estar frente a la persona que cometió su único error dejándote con vida…
  • Porque no te callas Nicolás, vamos a terminar de una vez con esto que empezamos hace algunos años.
  • Si, tienes razón Ana, es hora de acabar con este jueguito…

Nicolás blande su juguete nuevo, una sierra eléctrica, que es encendida como típico enemigo de película de terror y comienza a acercarse lentamente hacia la damisela.

  • Me confundes si crees que esto terminará como crees…

Ana pronuncia con toda su fuerza “fulgur percusserit”, las nubes se oscurecen, y un rayo de luz cae directamente sobre el arma de Nicolás, haciéndola pedazos.

  • Oh por Dios… ¿Qué has hecho? Invertí todo lo que tenía en ella…

Sin escuchar sus palabras de queja, Ana continúa con su ataque lleno de ira hacia su enemigo:

  • “¡Glacies hastas!”

Lanzas de hielo aparecen tras Ana y son lanzadas con fuerza hacia Nicolás…

  • Hay caraj…

Nicolás logra esquivar la mayoría de témpanos de hielo, mientras que otros logran dar sobre su cuerpo, causando heridas que lo hacen sangrar considerablemente.

  • Te comportas muy desaplicada Ana, me haces usar mis mejores trucos…

Nicolás busca en sus bolsillos y lanza unas pequeñas esferas que caen alrededor de Ana

  • Di adiós belleza…

Las bolas de pronto se encienden en fuego y cubren a nuestra maga haciéndola gritar de dolor…

  • Fuiste una niña muy mala, lástima que tu belleza ahora la cubran las quemaduras…

Una vez se disipa el humo producido por el fuego, Se logra ver el cuerpo de Ana totalmente ahumado, con algunas quemaduras menores, pero usar un escudo para su protección en el último minuto la había dejado totalmente agotada…

Nicolás la observa, pero se conocía por ser un mercenario bastante desconfiado, así que saca una daga de su cinturón, y se prepara para apuñalar el pecho de Ana.

En un susurro, antes que Nicolás haga su movimiento, Ana pronuncia “Gladiis ramus”, y ramas como espadas salen del suelo y perforan por varios puntos el cuerpo de Nicolás…

  • Eres una maldita niña malcriada Ana, necesitas alguien que te enseñe a respetar a los mayores… Nicolás pierde entonces el conocimiento, y queda en las estacas de raíz como un espantapájaros. Ana cierra sus ojos para recuperar fuerzas después de la batalla, corriendo el riesgo de no volver a despertar…

  • Felipe y Sebastián, un caballero y un paladín, que batalla más épica, ¿no creen? – Dice Tobías con tono burlón
  • Claro, ahora porque no nos enfrentamos a un verdadero enemigo y lo hacemos realmente épico… - Dice Sebastián.
  • Tu idea me gusta, vamos a un lugar más tranquilo…- Dice Tobías mientras una bruma oscura consume a nuestros héroes y a su enemigo.
  • Ok Tobías, no vayas a intentar hacer nada raro ahora que estamos a oscuras… - Dice Felipe
  • No es el momento Felipe. – Dice Sebastián.
  • Muchachos, qué les parece este enemigo…

Una vez disipada la niebla, Tobías ahora se había convertido en un gigante, 5 veces el tamaño de una persona de estatura promedio. Con apariencia entre vampiro y lobo, era una criatura horripilante, capaz de hacer temer al más valiente…

  • Tú y tu bocota – Dice Felipe a Sebastián mientras dirige la mirada hacia el monstruo.

  • Ahora, ¡mueran como caballeros!

Tobías se lanza volando sobre los caballeros, que logran esquivar su ataque de planeador. En medio del vuelo, el animal gira sobre su eje y se lanza sobre la espalda de Felipe y con sus patas traseras lo levanta varios metros sobre el suelo y lo deja caer. Sebastián corre al punto de aterrizaje de Felipe y logra atraparlo para disminuir su caída. En medio de su encuentro, Tobías aprovecha y se abalanza sobre los dos caballeros, destruyendo gran parte de sus armaduras al caer sobre ellos.

El animal se retira un poco para disfrutar de su prematura victoria:

  • Me daré un festín comiendo sus cuerpos…

Felipe y Sebastián se incorporan lentamente…

  • Demonios, a este paso no podremos hacer mucho – Dice Sebastián.
  • No quiero morir aún…dice Felipe – aunque espera… tengo un plan, pero necesito comprobar algo primero…

Felipe termina su frase y sale corriendo hacia la oscuridad. Una vez se pierde de vista el monstruo se lanza a su cacería… Pasan unos largos segundos y de pronto aparece de nuevo Felipe con el animal detrás…

  • ¡Sebastián has ruidos tan pronto yo me detenga!

Haciendo caso a su sugerencia, Sebastián observa cuidadosamente los pasos de Felipe, cuando este se lanza contra el suelo y comienza a rodar en diagonal al paso de su atacante, Sebastián continúa corriendo en sincronía como si Felipe hubiera dado un gran salto y continuará hacia adelante…

  • Maldita rata, eres muy rápida, pero no más que yo, no más juegos… - Dice Tobías mientras gana velocidad y se lanza sobre Sebastián…

El animal, concentrado en Sebastián, lo agarra con sus patas y mientras lo observa, comienza a apretarlo fuertemente…

  • Con que… eres ciego… eh? – Dice Sebastián mientras siente cómo las garras de la bestia se clavan en su cuerpo y destrozan sus huesos
  • Un pequeño precio por un gran poder, ¿no crees?
  • Pero te deja un punto débil…
  • ¿Cuál?
  • ¡Te olvidaste que somos dos! - Diciendo esto, se abalanza Felipe sobre el cuello del animal y clava su espada.

  • AHGGG!!!!

Se escucha un estrepitoso ruido en toda la oscuridad. Tobías suelta bruscamente a Sebastián y con sus alas emprende vuelo. Sebastián, a sabiendas de su amigo en las alturas, apunta su espada al ala del animal y la lanza con el resto de sus fuerzas. La espada raja el ala de la bestia y la hace perder el control, el animal pierde altura y cae junto con Felipe.

La bruma se despeja y Felipe sale debajo del ala de la bestia, que poco a poco recupera su forma humana. Ambos tenían graves heridas y habían perdido mucha sangre…

  • Eso sí que fue épico, ¿no? – Dice Felipe a Sebastián que le contesta con una sonrisa.

  • Diana, la elfa que salvará al mundo… ¿Qué se siente ser una de las únicas sobrevivientes de tu raza?

Andrea retaba a Diana con sus palabras, pero Diana no tenía muchas ganas de hablar con ella. Moviendo su báculo, produce bolas de fuego que se lanzan sobre la maga negra Andrea. Ella se defiende con escudos de hielo. Luego, Diana continúa su ataque con dagas de hielo, que Andrea contrarresta con bolas de fuego. Así continuaron los ataques sin descanso de diferentes elementos y magias producidos por Diana contra Andrea, que poco a poco fue perdiendo el ritmo.

  • ¿Esta maldita bruja tiene magia ilimitada? ¡No puedo permitir que me derrote!

Andrea hace brillar su báculo, saliendo un color rojo de un rubí incrustado en el báculo.

  • La piedra… - Dice Diana mientras observa

Andrea convoca un inmenso meteorito que se dirigía desde el cielo hacia la montaña…

  • Ahora sí bruja, ¡detén eso!
  • ¿Sabes? Tú ya no haces parte de este mundo, los espíritus del bosque te devolverán a él.

Diana se concentra y una fuerte energía entre verde azul y blanca comienza a formarse a partir de todos los elementos del bosque. La energía absorbe por completo a Andrea, y no se escucha sino un grito ahogado en medio de la luz. Después de ello, la luz se convierte en una hermosa esfera con cola larga y se dirige contra el cometa del cielo. Ambos se fusionan y desaparecen sin dejar rastro.

Diana se acerca entonces y toma el rubí del báculo que yacía en el suelo sin un cuerpo que lo acompañara. Observa a su alrededor y sus compañeros yacen en el suelo, unos incorporándose y otros recuperando sus energías. Diana se acerca a Pablo, y estira su mano. Pablo la toma y al hacerlo siente una fuerte carga de energía que lo deja inconsciente. Los demás la observan con sorpresa. Diana estira su mano al cielo, y lanza unos rayos de energía que golpean a todos sus amigos dejándolos inconscientes nuevamente.

Cerca del cuerpo de Nicolás, se encontraba la sierra destrozada. Diana se acerca y toma una piedra que estaba incrustada en ella, una piedra plateada, la misma que antes había sido tomada por Adam y fue recuperada por Nicolás cuando los tomaron a todos prisioneros.

Diana inserta las piedras en el panel y con su magia, simula la energía de las piedras faltantes. La puerta se abre solo para ella, y luego vuelve a cerrarse…