Después de la evolución del mundo, muchos seres desaparecieron de la faz de la tierra, por lo menos mermaron en número, lo que causó un aumento en las poblaciones humanas pero una pérdida en las artes mágicas… Ya no se creía en la fuerza de la naturaleza y el objetivo era creer en la tecnología… Todo lo extraño era eliminado de la tierra o simplemente tratado de manera diferente evitando que pudiera descubrir su verdadera realidad…

En un pueblo, al sur de las montañas de Mithril, y limitante con los demás pueblos vecinos de humanos, se encontraba la vivienda de una familia como cualquier otra, con una joven… Pero si eran tan normales, ¿por qué se apartaron de la sociedad?

En el pasado, la familia habitaba como cualquier otra en el pueblo cercano del occidente, pero de la misma zona. En una noche lluviosa, alguien tocó la puerta. Abrió el hombre de la casa para encontrar a una hermosa mujer, ojos negros, cabello castaño, orejas puntiagudas que salían de su cabellera, estatura promedio, tez blanca como la nieve, labios rojos, pero con sangre en la parte central de su ropa que delataba una herida en su estómago.

La familia, conmovida por el estado de la mujer, le permitió entrar. Ella simplemente les entregó algo que cargaba en brazos: Una niña. La mujer, con una mirada tierna y desesperada, pidió encarecidamente a la familia que cuidara de ella, después de todo, sabía que no podría vivir para verla crecer. Antes de que el hombre y su señora pudieran decir algo, la bella mujer dijo: “Cuando mi pequeña sea mayor, permítanle salir a conocer el mundo, porque algo grande, llegado el momento, va a pasar…”

La hermosa mujer se marchó sin decir nada más, depositando toda su confianza en ellos como si supiera que no le defraudarán. Esa mujer era una elfa que desapareció en la oscura noche de lluvia, la última de su especie…

La pequeña niña de la casa, Diana, había crecido entre humanos, aguantando las molestias de los demás por ser diferente. Poseía una mirada que podría helar el más fuerte corazón y que podría enternecer al más gruñón del pueblo, pero los niños eran bastante inmaduros como para dejarse conmover, entonces la molestaban por sus orejas que eran diferentes a las de los demás, después de todo, era una elfa. Era una chica que se deleitaba con la naturaleza, se extasiaba a mirarla, pero esto también era visto de manera extraña por los demás. Pero eso no era problema para la familia, lo podían superar.

Un día, un niño compañero de la escuela de Diana, cayó por un peñasco y se quedó colgando de una rama. La gente podía observar asustada como parecía quebrarse por el peso del muchacho. De pronto, una ráfaga de viento sale de la nada y levanta al niño dejándolo caer suavemente sobre la grama cercana, sano y salvo.

Todos observaron cómo Diana se encontraba en una especie de trance cuando sucedió esto, y al abrir los ojos no recibió frases de agradecimiento, por el contrario, la gente la abuchearon y la hacían sentir mal después de lo que hizo. Su familia abandonó el pueblo y decidió vivir con ella en las cercanías, después de todo, necesitaban ir por alimento de vez en cuando…

Al cumplir los 16 años, la joven podía dominar los elementos de una manera bastante fuerte, ya sea para curar, o para destruir, pero esto último ella no lo haría contra alguien que fuera inocente, sin embargo, conocía los alcances de su poder…

El día llegó, y Diana simplemente sintió algo en la brisa… Era como si el viento le contara una historia terrible de lo que traía el destino para estas tierras así que sin pensarlo dos veces, tomó algunos víveres, algunas ropas de su cuarto y le dijo a sus padres que debía marcharse. Al principio, ellos no lo entendieron, pero luego recordaron las palabras de la mujer que la había dejado a su cargo. Su madre lloró, pero sabiendo que este momento llegaría algún día, su padre tomó un báculo que estaba guardado y se lo entregó, diciéndole que era de su verdadera madre que seguro la cuidaría en su viaje. Diana simplemente sonrío a las palabras de su padre, como si ya lo hubiera sabido todo desde hace ya mucho tiempo…

Con un cálido abrazo se despide de su familia y se marcha guiada por la brisa de viento, a ciegas de lo que podría encontrar…

(En algún lugar…)

  • ¿Son todos?
  • No lo sé, aun busco si hay más posibles candidatos a dañar nuestros planes…
  • El oráculo habla de unas personas que intervendrán con la época de oscuridad del mundo… ¿Sin ellos todo estará bien?
  • Le aseguro que si señor… Pero por si acaso, ya mandé algunos hombres para que no solo los eliminen de la memoria sino de la faz de la tierra por completo
  • La elfa… Es inmune al olvido…
  • Señor… Mis hombres podrán con ella, es solo un aprendiz, mientras esté sola y vulnerable es una presa fácil.
  • Eso espero… no me falles.
  • Nunca señor… Los vigilaré de cerca por si acaso….